Pastor con olor a oveja, tal como lo caracterizó y le gustaba recordarlo el papa Francisco



“La vida del cura Brochero no fue simplemente la existencia de un sacerdote simpático, ingenioso y del cual se conocen un par de anécdotas pintorescas y risueñas. En realidad se trata de un verdadero hombre de Dios, de un verdadero apóstol de Jesucristo, un hombre convencido de su vocación y misión, coherente y entusiasta en el desempeño de su ministerio“. Así lo alcanza a describir en el prólogo del libro “El Cura Brochero. Un obrero de Dios” de Efraín U. Bischoff, de 2013, Mons. Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba.
Todo lo anterior y posterior de ésas líneas puede ser conocido por propios y extraños. Por quienes son fieles devotos del “cura gaucho” como por quienes por primera vez se están interiorizando de José Gabriel del Rosario Brochero.
Este primer santo argentino nació el 16 de marzo de 1840, en lo que por entonces era la Confederación Argentina y falleció el 26 de enero de 1914 a los 73 años.
Antes y después de haber sido ordenado sacerdote no dejó de amar, proclamando el evangelio en el anuncio de la Palabra de Dios y dando testimonio de cada una de las virtudes cristianas a sus fieles seguidores pertenecieran o no entre sus conocidos y fieles de su parroquia.
Es larga y profusa la obra de este pastor de la iglesia católica “con olor a oveja”, tal como también lo caracterizó y le gusta recordarlo el papa Francisco.
Entre sus innumerables frases -que ya se reconocen en el folclore, la liturgia y la gracia entre Dios y nuestra humanidad-, una integra todo lo que él desde su ministerio sacerdotal concretó permanentemente: “Promover el hombre aquí en la tierra, pero con la vista fija en el cielo”.
Esa y otras afirmaciones, estuvieron entre sus deseos y sueños que es su mayoría los concretó con la ayuda de su feligresía y así logró hacer progresar su zona de misión pastoral y dignificar a su pueblo como hijos de Dios.
Desde la fe y con obras logró construir caminos, acueductos, asequias y regadíos, escuelas, casa de retiro y residencia sacerdotal. Además tramitó la llegada del correo postal a traslasierras y muchas otras gestiones que no alcanzó a ver pero que en el tiempo supieron ver la luz para modernizar esos poblados, hoy grandes ciudades turísticas. [Ingresá acá para conocer más]